Más que una forma de comunicación la escritura es un reflejo, un espejo de nuestra persona y nuestros pensamientos. Con el tiempo podemos apreciar el cambio evolutivo de nuestro pensar, pero para hacer esto debemos cuestionarnos y analizarlos realmente.
La escritura lleva consigo sentimientos encontrados, hay a veces enojo, frustración desesperación y hasta cierto proceso de ansiedad cuando nos atascamos en una idea, una vez que abrimos los ojos a diferentes posibilidades y nos exponemos más a otros estilos de escritura podremos mejorar con el tiempo. Las líneas que alguna vez estructuramos pueden llegar a reestructurarse de tal manera que, en vez de escuchar una simple canción, podremos apreciar una sinfonía.
La escritura es algo que, aunque pase el tiempo, puede seguir teniendo un gran peso en nosotros, en nuestras ideas y pensamientos. Es lo mejor que me ha pasado, es mi pasión y mi vida. Es un proceso mágico en donde el escritor se vuelve en arquitecto de emociones y sin pensarlo también de otro mundo.
La escritura en sí es un regalo que solo se puede ir mejorando con el transcurso del tiempo mediante la práctica y críticas. Habrá unas muy buenas y otras no tan placenteras. Habrá momentos de oscuridad, pero también de lucidez. Lo mejor de la escritura es siempre disfrutarla, a cada paso, poco a poco, en cada palabra, cada renglón, cada signo de puntuación y ver cómo poco a poco nuestras ideas elevan nuestra obra.
Viva Bohemia 